martes, 4 de septiembre de 2012

La misma esencia


Luego de leer estas ciento treinta y cuatro palabras sabrás porque morí. No es broma. Sabía seducir. Me desnudo entre líneas. Tomé todo su veneno. Jamás sabrás mi verdadero nombre. Durante dos o tres minutos perdí la vista. Humo en los ojos. Dormía la noche con un fondo de cristal opaco. No había nadie bailando con la muerte. Sube cinco pisos. Me ata. Obviedad informar que sin mi consentimiento. Sabía seducir. Todavía lo veo. Él suscitaba palabras (creí con fines amorosos). Individuos y mentiras. Sabía seducir. Yo casi romántico. Casi: palabra mediocre y a la vez positiva. Todavía lo veo. Y él me mira. Desnudos nos frotábamos. Su sonrisa entre los dientes se oscurece. Mis ojos se abren al compás. No te vayas. No te pierdas. En mi memoria. Llueve. Y el dolor se desvanece.Vicio barato y complejo: imaginar. Fallé.