sábado, 30 de diciembre de 2006

CULO.

Es dificil precisar la fecha de nacimiento del culto popular al culo en la Argentina, aunque varios estudiosos del tema coinciden en señalar a la vuelta de la democracia en los tempranos ochenta como esa fecha inagural.
Especialistas en tendencias de la moda dicen que cada dieciocho años y en constancia con ciclos que se cumplen en el arte, la musica y la literatura, varía el significado del poder que la sociedad le asigna a distintas partes del cuerpo. El interés por el culo se instaló al comienzo de la democracia, para fortalecer el juego de mirar y ser mirado.
Lo cierto es que el lugar del culo en la cultura nacional es relevante. Meterse algo en el culo puede ser malgastarlo, si es uno mismo el que se lo propone, o despreciarlo; rechazarlo si otro el que te insta a que lo hagas. El culo, en Argentina da para todo: pocas palabras hay que digan tanto.
Si nos miran el culo nos desean, si nos lo tocan nos están provocando o despreciando, si nos lo rompen nos derrotan. A veces es brutal y sorprendente, y uno se cae de culo mientras a otros se les arruga el susodicho. Otras veces, en cambio, se nos vuelve ambiguo: hacer el culo es parece a deshacerlo y el que culea no lo hace con el culo. Y pese a tanto homenaje, nos sigue yendo como el culo y nos quedamos con el culo al aire.
Nuestra idea del culo es, además, una particulaaridad nacional. No se da en ningún otro castellano, ni en España ni en otra parte de América Latina, donde "tener culo" suponga favores de fortuna.
Algunos dicen entonces, incluso, que eso nos pasa porque no lo movemos lo suficiente. Asi que no lo movemos lo suficiente... entonces... a mover el culo, a mover el culo, a mover el culo.

Jorge Lanata, ADN y mis modificaciones.

1 comentario:

Jimena Arnolfi dijo...

Este texto y sus respectivas modificaciones es para ser escuchado! Supongo que en algún momento será sencillo postear en formato audio. Bah, tal vez lo sea!

Saludos.