sábado, 27 de septiembre de 2008

MALDITO PERRO SABIO


Quieto y sentado en la calle con el frío incrustado de la noche, te espero. En tu ventana había luz... pero no estabas ahí. Una mujer y su perro pasaron cercanos a mis pies, él me lamió la cara varias veces. Su dueña lo llamó y se fue tranquilo. La mujer, lejana, concluyó diciendo: “sabe que estas triste”.

viernes, 8 de agosto de 2008

Evolución.


Recuerdo el acuerdo de tu canción.
Pasos hacía la perfecta muerte cegadora.
Fuerte resplandece el mantel sin rubor.
Gobierna manso el cielo cerca de tu y yo.
Calle en calma derramada por tu huella.
Conocí visiones llorando tus miradas de ayer.
Significados de escenas valientes y escuetas.
Conyugal origen del habitual y vital desamor.

Souvenir de atardeceres de noches.
Llueve en el vecindario de tu santo.
Acoplado al prado del Edén olvidado.
Descubrir un poco tu querer final.
Igual quedaras naciendo eternamente.
Mente de menta en soñolienta penitencia.
Realidad solar para hablar en paz.
Valijas huecas de esperar libertad.

Ascensor del infierno caído por la luz.
Golpes de aperturas indignadas a resistir.
Fragata que se aleja de la sombra del mal.
Té con limón de consorcio en reunión trivial.
Siglos de fuselajes por temor a no llegar.
Cuerda llena del espanto que no une ni ata.
Instante organizado levantado detrás de paredes.
Ruego respirar en el filo de tu espalda tibia.

Atravesando el tiempo espero tu abrazo efecto.
Perceptibles tus palabras apenas suenan sordas.
Gastados los rasgos de tu niñez angelical.
Tratá de afrontar los calambres de alma aquejada.
Decime algo con valor sin vapor de tu boca roja.
Cansado de gritarte presagios simples de razón.
Ganas de abrazarte sin venas rotas de sexo.
Después del gris no hay color para sentir.

Flor de la verdad para empezar el acuerdo.
Ventana que despierta con ganas de comenzar.
Ramillete de rocío seco en alcohol de destilar.
Imaginemos la unión sin puentes racistas.
Aires amontonados de noticias del accionar.
Figuritas repetidas de psicópatas del mas allá.
Por tu compasión mi pasión va a desbordar.
Tranquilos la soledad no nos deja de visitar.

jueves, 31 de julio de 2008

Mi amor, hoy.

Tu amor anclado en vos.
No navegues hacia el pasado.
No te ahogues con el futuro.
Flotando hacia vos en mi presente estoy.

Mi amor anclado en vos.
Tu pasado ya no importa.
Tu presente me acompaña.
Tu futuro me conforta.

Nuestro amor.
Un perpetuo cambio.
Una línea a futuro.
Una construcción del pasado.
Una ilusión presente.

Me queda el consuelo que nunca se pierde el pasado.
Siempre es útil en el futuro de uno.
Cuando el presente esta ya instalado.
Será que el futuro nace del pasado?


Canción que nace de la primera estrofa y mi clown finiquito, tal ves se realizen variaciones por la música que llevará encima o mejor dicho acompañando.

lunes, 16 de junio de 2008

La guerra lúdica. (Carta tres)

Buenos Aires, 21 de febrero de 1988.
Queridos: Dos años largos, o para ser más preciso setecientos treinta y un días fue la demora que se tomo Florencio fríamente ya que su gran amigo Georgie demoró, un día más o tal vez un día menos, en contestar la correspondencia de amistad.
Suiza a pesar de encontrarse nublada, jadeaba su perfecta estética. Se podía pensar que en el terreno físico sin meta en el horizonte, era lo más cercano al paraíso. Florentino mientras desplazaba su físico contundente por la pulcra acera se detuvo a observar que habían titulado esa mañana los periódicos. En el “Ginebra Oficial” con fondo de tapa completamente negro y gran tipografía blancuzca se destacaba “Gorvachov avanza con la Perestroika”. Esbozó una sonrisa agridulce.
Este fue el día tal vez mas esperado por estos dos grandes amigos. Si bien parecía que este encuentro nunca llegaría a concluirse aquí los tienen, el encuentro ya esta cerca.
Viajar en los trenes europeos es un placer al alcance de la mano pero de ninguna manera es tal en Buenos Aires. Dolorosamente debo decirlo desde aquí porque la verdad de lejos duele más. En poco tiempo llegue al boulevard cercano a la casa de Georgie. Me quité el sobretodo porque la caminata fue pesada y el calor comenzaba a mermar del asfalto con esas nubes de vapor sigiloso. Llevaba un pantalón gris claro y suéter azul Francia, de donde venía. Acá está la puerta. Cerré el puño y lo estrelle golpeando dos veces. Me sorprendió que escuchara en el interior el eco de mis golpes. Luego en unos instantes escuche el bamboleo de su bastón. Seguramente espero a supervisar los últimos detalles y pensar un tiempo. Se abrió la puerta y empecé a disfrutar...

domingo, 27 de abril de 2008

Las sombras.


Seguía en un piso veintidós de un edificio de Buenos Aires. Ya no contemplaba absolutamente nada.
Las sombras de mis alrededores fueron la vaga excusa de este porteño para intentar explicar algo inexplicable hasta este momento.
Había pocas estrellas en el cielo negro que no sufría ninguna modificación con las mínimas vacilaciones estelares que poseía.
Pero ya no podía seguir más, y ahora mucho menos pensar en el futuro de la naciente mentira que se especulaba de mi vida.
El viento riguroso me llevaba a la sorpresa que necesitaba buscar. Veinte pisos abajo viaje. Las pocas estrellas no viven en el pavimento ajado con el que acompeñe el fin de la mentira. En sombras ya no puedo mentir más.

miércoles, 9 de abril de 2008

La guerra lúdica. (carta dos)

Ginebra, 14 de junio de 1986.
Mí estimado Florencio Descotte: Estoy rodeado de cartas tuyas de julio y febrero del año pasado y ahora en junio, llego la nueva. Traté de no preocuparme, de pensar que el correo fuera el culpable y que pronto leería noticias tuyas y de Carolina.
Las cartas no son de mi mayor agrado y tú lo sabes. Sin embargo cuando me leyeron tu nombre (un poco tarde, mejor dicho demasiado) no dude un solo instante en leerla. La verdad me dejaste totalmente atónito con el aviso de tu maldita enfermedad. Sobre la fecha de mi vuelta todavía no te digo nada, porque no puedo fijarla con precisión. Estas de nuevo en París por lo que nuestro encuentro será más cómodo para el viaje. Si puedo iré por una semana a Italia a visitar una facultad y regreso a mi padre patria, la vieja Suiza.
En total, conferencias y viajes no me llevará mucho más que un mes. Vale decir que a mediados de noviembre, salgo para allá o quedo esperándote, tal como resuelvas tú. Este viaje, para nosotros tan largo, para mi salud, alma, etcétera, ha sido necesario. Creo que en Buenos Aires iba por mal camino: cansancio, vejez, nervios, enfermedad y el recuerdo de mi madre. Me saqué todo eso de encima. A veces me asombro de no estar cansado. Cuando me acostaba del lado derecho, me dolía el hígado. Ahora duermo del lado derecho o del izquierdo, o como quiera, y me despierto sin dolores. Hace tiempo que no me sentía tan desentumecido y sano.
Sin embargo no creo que me queden muchos años más de vida, mi cuerpo pide paz. Si tu enfermedad no te permite realizar tus diversas tareas del club y demás, hazme el favor de instruirte un poco mas en el ajedrez así por lo menos se me dificulta la partida. Encargo el coñac belga para tu bienvenida. Espero que me ganes o por lo menos llegues a la tabla y que no te embriagues. Tengo ropa contra el frío. Un saco largo de cashmere, azul opaco. Me voy a cambiar, y si la carta tiene alguna falta grave, sabes que no fui yo. Te extraña tu querido amigo G. A.

La guerra lúdica. (carta uno)

Montparnasse, 12 de febrero de 1984.
Querido Georgie Acevedo: Esto no es una carta, es una tortuga. Me escribiste el 20 de septiembre, y ya ves cuando te contesto. Pero las tortugas siempre tienen explicaciones que ellas consideran satisfactorias, y ahí va la mía, que como si fuera poco es verdadera y más bien triste. Enjuago una lágrima y te digo que estoy bastante enfermo, cosa siempre escandalosa entre los humanos.No se si María y Lucas se dieron cuenta cuando nos cruzamos en Segovia, pero ya en esos días de septiembre yo estaba haciendo grandes esfuerzos para salir del paso, y la verdad es que no lo conseguí a pesar del afecto y la amistad de todos los que me rodeaban. Una enfermedad misteriosa y estúpida me persigue desde hace cinco meses, cobrándome un kilo de peso por mes, lo que no es poco en alguien que los tiene contados.Pero lo mismo quiero estar presente (¡yo, que nunca fui a Suiza!) y será para mí la mejor medicina simpática y telepática posible. Espero poder salir del trance gracias a los efluvios magnéticos que me llegarán desde nuestra charla. Tantas veces te prometí que iría a conocer tu casa, ya no me atrevo a insinuar nada en este sentido. Georgie esperaré alguna copa de tu riquísimo coñac y alguna reñida partida de ajedrez. Ahora tengo que entrar en el hospital por varios días. Pero el deseo sigue hondo, y yo se que un día desembarcaré en Ginebra y que nos veremos.¿Me perdonas que termine acá? Se me acaba pronto la tiza en estos días. Pero no el afecto ni el recuerdo. Mis mejores cariños espero que llegue lo más rápido mi correspondencia. Y un abrazo para ti de Florencio.
PD: Te compre en una feria de Lisboa un tablero increíble con piezas de mármol muy bellas, espero que te gusten.

explicacion.

Vengo sin escribir hace mucho. Este cuento es un desafío porque sino siento que escribo todo igual. Sera hecho por entregas espaciadas todo en cartas. No doy el argumento para no quemarlo y espero que les gusta la idea y el formato, cuando se temrine dare la verdad de todo. Tambien tal ves en el medio de este texto suba los textos tradicionales de cuentos y/o Natalias.

lunes, 3 de marzo de 2008

Y mi tango, mi mentira.


Triste melancolía de un día sin cosecha. Un día en el que el fin no aparenta. Nada conlleva más que un piano forte, ladridos despojados, parejas jugando a los dados, arroz de casamiento pasado, trajes nuevos usados, vinos cerrados y picados, plantas joviales por artificiales, cuadros con luz y sombra de polvo, cadenas oxidadas, tinta seca en lágrimas, ajedrez partido en mitades barnizadas, columnas vacías de médula, cámara de fotos petrificada, foto amarilla de la susodicho, sillones vencidos, jarrones ventilados en pegamento, estufas volcadas casi al suelo, suelo imperfecto en sus juntas, cascabeles ahuecados, flores de metal, cortinas rígidas al asecho de una huella, mate frío y podrido, hongos despampanantes y música vieja o moderna, estantes vacíos en contenido y no en vivencias, en manos, en gritos, en pis, en personas, en humedad, en textos, en incoherencias, en deslealtades, en verdades, en calores, en lluvias, en bandoneones, en fantasmas, en deudas, en solfeos, en silencios, en confesiones, en asados, en pelos, en firmas, en docenas, en tabaco, en cáncer, en piscis.
Y esta pluma que cansa con sus muertes de un punto final. Ese instante del parir que no es grata de alegría ya que allí se comienza a morir. Se llega a tal punto que se es algo para no ser más. Me suicido al escribir. Me entierro al terminar. Resucito al recomenzar. Y vivo creyendo sin sentido todo mi sentir al empuñar la pluma tajada de mi mentira. Soy un polvo que caerá a tu pala rendido y deseando amanecer en bolsa de residuo. Adiós, hasta que me decida a resucitar en la mentira y confabulada misoginia de tu mundo sin perímetro. De tu existir barroco y contundente. No es mentira que me mentiste, y me duele.
Mi carne quiere explotar en tu pasión mal aventurada en la que me metiste. Yo quiero salir sin heridas pero estoy tan a fondo que me es imposible. Quiero flotar en la inmensidad del acuoso desparpajo de tu mirar. Tu mirada no me es interesante, ya conozco el verdadero fondo de tus ojos. No me ves y no me engañas. Soy el reflejo gris de tu espejo. Soy tu adivinanza y tu trabalenguas. Soy el esmerilado. Voy a cantar a los aires, las burbujas, las sogas, las verduras, las canalladas, las violetas secas, las vibraciones de tus contestaciones, las emociones actuadas, las antropomórficas sabidurías reclamadas, las vacilaciones telefónicas, las faltas de ortografía, las conjeturas desacertadas, las razones de tu falta de verdad.
Tus pausas ya no me intranquilizan, tus deseos de entenderme no me agradan, no me interesan y menos aún me intimidan. Si bien tu amor fue esdrújulo, hoy ya no me rebota en la gravedad de mi conciencia aguda y mi inconsciencia grave. Te diluís porque soy permeable a tus embrujos sofisticados. Me he vuelto sordo a tus decir desdichado y provocativo. Me he vuelto ciego a tus disfraces estudiados. Mi piel seca y laqueada no recordará más tus ademanes sexuales de tus cinco sentidos lascivos.
Mi memoria, mi verdad, mi carácter, mi coraza, mi fantasía, mi incomprensión, mi desazón, mi ebullición, mi rimbombancia, mi defensoría, mi recibo, mi parte, mi aglutinamiento, mi desesperanza, mi cuando, mi digo, mi ahora, mi siempre, mi prosa, mi ambiente, mi fluir, mi frialdad, mi abandono, mi ángel, mi puterío, mi incongruencia, mi mensaje, mi ocultamiento, mi superficie, mi locura, mi espontaneidad, mi gritar, mi ataúd, mi superpoblación, mi desdicha, mi familia, mi pisar, mi trono, mi aparentar, mi teatro, mi binomio, mi marco, mi estructura, mi religión, mi circo, mi arte, mi soñar, mi promesa, mi boxeo, mi entender, mi viento, mi profesión, mi callar, mi timidez, mi desubicación, mi pensar, mi pene, mi morir, mi enredo, mi alumbramiento, mi ideal, mi lágrima, mi jugo, mi canción, mi mujer, mi sangre, mi mirada, mi soledad, mi literatura, mi cantar, mi sirena, mi emoción, mi interesar, mi putrefacción, mi proyecyo, mi crítica, mi edición, mi arte, mi congoja y mi tango, mi mentira.

sábado, 16 de febrero de 2008

Natalia, sus filaterías sobre literatura.

Todos y no permito que no lo asuman, cuando no razonábamos con todas las luces (quedan excepto los que siempre se conciben en la oscuridad) habían ciertas delicatessen rechazadas sin haberlas degustado. No se limiten a solo los comestibles, pero es más sencillo pensarlo en ese aspecto. Etcétera, aceitunas negras, alcachofas, crema moca, remolacha, aceto balsámico o algo más común como por ejemplo. Probar es difícil porque conlleva a rendirse… el que lucha por la paz quiere no pelear hasta que renacieres.
Natalia no se puede decir que sea esquiva a la literatura. Es especial como todo en ella. El primer amor, el más verdadero amor con las letras fue con su abuelo y los cuentos en las siestas. Siempre fantásticos, siempre con princesas que luego caerían reflejadas enfrente del espejo del baño grande.
Luego la literatura que más le gustaba eran los poemas del nene del fondo del aula. Le daba vergüenza, peor era que no pensaran y se esforzaran en escribir algo que pareciera tener una linda rima. Siempre que tenga intención en ella le da felicidad. Mucha.
Entre los años de colegio, el amor como todo en la vida fue decantando. Estaba pensando en otra cosa, perdón. Quise decir cantando. Me refiero a que era una gran lectora de los pequeños libros de los discos de turno. A cantarlos que leyéndolos se los comprende mejor.
Natalia leyó siempre lo que quiso. La biblioteca de papá y abuelos (anti discriminatoria) ayudo bastante. Un mediodía Natalia se decidió a escribir. Harta. Quería que no escribiera más sobre ella. Quería contar la verdad que nunca conoceré. Yo soy mentira. Se le rompió la mina del lápiz. Excusa para delegar sin fin.
Resumiendo, Natalia había leído mucho. Sonetos con estrambote de Petrarca eran los que más le causaban gracia, para románticos prefería a los poemas sinfónicos siempre de carácter descriptivo y la música la verdad la puede, pero la sonoridad cansa y si carece de sentimientos, carece, aparecieron entonces los primeros cuentos, la idea cerrada en un mundo pequeño, a veces un mundo real, pero lo pequeño si es real ya no interesa, lo palpable, lo que se puede conseguir desgana a cualquiera y antes de llegar a la novela, cartas personales de personalidades que están muertas y que publicas y publicadas no son nada, menos verlas en papel no original y allí llego la relegada novela, el mundo grande, muy grande, y con el condimento de mucha psicología y política que no gustaban en ella. La literatura no se puede poner a jugar para conformar a alguien.
Por esto mismo Natalia se decidió a encontrar la oración perfecta. Podía estar incrustada en un soneto, poema, cuento, carta u novela. La buscó en todo lo que tenía a su alcance. Se compraba libros que sabía nunca los iba a leer. Necesitaba saber que por lo menos los tenía. Es de las que no se rinde fácilmente. Fácil perdió mucho tiempo que por lo menos fue ganado en todo lo que leyó. Pregunta: Pero che, ¿Cómo debía ser la oración perfecta?
Oración corta, dos palabras. “Buen día”. Oración larga, más de dos palabras. “Muy buenos días mi querido, mate o café”. Oración con un paréntesis. “Muy buenos días mi querido, (deseaba llorar) mate o café”. Oración con puntos suspensivos. “yo…”.
La oración no aparecía. En realidad luego de tanto trabajar en encontrar la perfecta oración tuvo la revelación que necesitaba. Dormía ya con libreta rosada en la mesa de luz, por las dudas. Las genialidades aparecen sin parecer. Y durmiendo es el más parecer de apariciones. Se despertó. Tal oración es la que todos escribimos por primera vez. La que nunca recordaremos jamás.

lunes, 11 de febrero de 2008

Entre el amor del amor y la muerte.


Al brillo en los ojos de Maria Marta.


Cuando digo la verdad cundo en un tambaleo prolongado. La magia de un rayo verde marihuana que escupió el sol me permitió ver esa verdad obscena. La conclusión es pesada por la alianza que entrelaza a la visión y el futuro idealizado. El suponer de esta historia es simple en su contar pero por el contrario y gracias a Dios difícil de racionalizar.
Imaginemos una pareja. El, segunda mujer y segundo hijo. Ella, primer hombre y primera hija. El, sin primera mujer, muerte en la ruta. El, se salvó por la curva y el hijo de ambos desde luego. Ella, la otra, murió en la cuarta operación. Sin duelo aparece la segunda mujer y tras parto por cesaría la tercera, pero niña. Viendo foto de living, familia tipo. Aunque el viudo con nuevas mujeres y un niño que sin conocer a su verdadera madre, llama de tal forma a la pareja del padre. Lo mismo con su hermanita.
Vajilla imperfecta estrolada por algún rincón en pelea costumbrista. Niños que lloran. Niños encerrados en baños. Música desafiante para frenar o esconder desafinados gritos. Todos los días crisis. El, que se escapa todas las noches. Pensamos en cabaret, aunque son cines o pizzas a la parrilla. Ella, teléfono y amiga incondicional que si o si impone sus condiciones. En la puerta de la esquina la separación. Los bienes no eran imprescindibles si se resolvían de la manera que jamás ocurre. La separación no es la muerte del amor. Por lo contrario la muerte es lo que nosotros creemos esencial al mismo. Lo que se hace bien intencionado complota para que no sea más bien. Malo es el primer beso, la alianza, la boda, la familia, el no afrontar el duelo, la primavera o el día de los enamorados. Todo esto cuando se lo analiza, después, lamentablemente.
Separados y mal. Ni el auto, ni la casa, ni el conejo y menos las fiestas eran preponderantes. Paulatinamente a volver a eso que era vivir. El momento de criar es una pausa en el tiempo. Infinita. Justamente aquí es donde me interesa explayarme. Todos y a partir de nuestros propios juicios buscamos el no padecer. El vivir eternamente y acompañados por el amor. En esta crucial aventura diría por el mal llamado amor verdadero. Ese que no hay que regar, regalar, estructurar, idealizar o simplemente enamorar.
Maria Marta pudo haber sido mi todo y no conformarse con una parte banal de mí. Su mirada con ahínco y yo como siempre llego tarde. Pena me ha dado no verte en la soledad del futuro. Por esto he pensado que si no se muriera la conciencia, la mirada, la pasión, la suerte del azar y si muriera aún todo esto y más.

O magnificando y deshaciendo lo dicho anteriormente. Si tuviéramos la utópica facultad de ponerle pausa a lo mal conocido como muerte, creo y mi convicción prevalece con dedicación que se moriría el amor. Repito, si la muerte se decidiera a morir mataría al amor y viviríamos solos esperando el resurgir de la despreciada muerte.
Entre cenizas apagadas por la codicia del mundo ajeno, intentare fabricarme y reinstalarme entre el amor del amor y la muerte.

miércoles, 6 de febrero de 2008

Natalia, sus preposiciones.

Natalia siempre tiene ante cualquier situación la práctica de pensar en dos variantes. Para variar no son muy geniales, mucho menos elaboradas. O mate lavado o piazza a la piedra. O zoológico del Luján o Planetario de día. O bicicleta sin rueditas o caminata en hojotas. O talco floral o harina integral. O mamadera limpia o bombilla de aluminio. O figuritas repetidas o identidades equivocas. O programa de radio o programa de teatro. Aquí Natalia me suscitó que les informara que este texto puede ser leido de corrido, cuidado con los baches o baldes de la baldosa. O en forma zigzagueante. Las segundas variantes nunca se entieden. Elaborar la suya propia. Aconsejo uno y tres, dos y cuatro. Par e impar, par e impar. De cualquier forma algo leeran. También lo pueden enfrentar a un espejo y leer desde el fin todo para atrás.
A Natalia. Ante todo. Bajo sospecha. Cabe pensar. Con hidalguía. Contra intentos. De externos. Desde novedosos. En interrogativos. Entre filosóficos. Hacia rimbombantes. Hasta mediocres. Para desinteresados. Por principiantes. Según acontecieron. Sin sobresaltos. Sobre invariables. Tras continuar. Durante añares. Mediante reproches.

lunes, 4 de febrero de 2008

Retrato de un niño en plaza Francia.

Paleta de colores. Algunos ya secos, otros en proceso a serlo. A no ser más, diría. Amarillos, verdosos, azulados, tierras, y los perdidos colorado y negro.

En plaza Francia me senté en un banco oxidado. Hay árboles hermosos. Pasajes impecables y el contraste de vagabundos y viejas cogotudas de pintorescas capelinas y perfumes tan concentrados que persistían en el aire estancado de cuadras anteriores. Superando el hedor rancio de los mismos vagabundos, del excremento de los perros y de los cestos abrumados que rebalsan en contenido.

Las palomas son odiadas por mí, hasta que un imperfecto niño les arroja maíz. Alas plateadas filosas, cabezas de esmeralda tiesas, picos con musgos secos y patas con formato de ciempiés se tornan amables, tal vez (me cuesta decirlo) amigables.

El niño se pone contento con el impacto del maíz en la baldosa gris. El comer de las palomas o la observación previa le es indiferente. Congele en mi retina al nene con su bolsita de maíz, sus alpargatas negras, su enterito azul petróleo y la remera color ocre. El sol radiante lo teñía de brillantina.

Un viejo perro blanco que por su aspecto no dudo que era de la calle paseaba desparejo al alcance de mi vista. Del pasto soleado hasta el pie de un gran árbol que en su alcance esparcía sombra reparadora. El viejo perro blanco parecía que de reojo espiaba al niño, como yo. Como yo los miraba a los dos.

Repentinamente decidí pintar en ese momento, algo en mi interior me lo indicaba. La luz todavía me acompañaba agradable. No tenía todos mis elementos. Lamente no tener retardador para los acrílicos. El viento me jugaría una mala pasada. A mano alzada comencé el retrato.

Raro. Me había gustado mucho como había quedado, más aún la luz clara que jugaba con su cara, su pelo y sus ojos. En un arrebato de caradurez pensé en mostrarle al niño el retrato. Si lo quería se lo regalaba.

El viejo perro blanco que lo había dejado de lado, tosco, casi a los tumbos se acercó a mí. Pobrecito tenía un ojo con cataratas, me dio pena. Pero lo llevaba bien. Le di unas galletas y volvió a la sombra. Acurrucado descansaba de la vida asumiendo sus limitaciones.

El niño apretando el extremo de la bolsa empezó a agitarla. El ruido atrae. Era la hora de darle el retrato. Me acerqué elaborando argumentos por si el niño era desconfiado. Lo saludé cordialmente, le comente mi temor a las palomas y le mostré el retrato.

Como resurgiendo del cansancio el viejo perro blanco se aproximo ladrando. El niño escapó. Avergonzado por la mirada de los demás. El colectivo no logro detener la marcha y el niño ciego murió en el acto. Varios días después supe que el viejo perro blanco murió solo de tristeza.

Al pintor nunca más se lo vio en plaza Francia. Ahora está retomando la pintura. La fobia a las palomas se magnificó. Ya no puede mirar a los ojos. Repite muertas naturalezas. Un viejo perro blanco. Y un niño vendado rodeado de palomas.

domingo, 27 de enero de 2008

La nada misma y la misma nada y lo mismo ya ni es nada y nada será lo mismo y nada y fin.

La nada misma.

Busco en el cajón dos veces, pero nada encontró porque en realidad no sabia que estaba buscando. Revisó en el armario otras tres y volvió a la cocina. Tomo un vaso de agua natural y salio a revisar el garaje.
Se chocó con un par de infancias, vio cajas llenas de diferentes "nadas" y decidió parar de buscar. Cortó un par de flores del cantero y se fue al cementerio para sentirse más grande. En la entrada se sintió perdido, después encontró el lugar.
Ya ni se sabia hombre o mujer, desorientarse era el camino que mejor conocía él (o la sujeto) en cuestión. Caminó seis pasos, dejó dos flores, dio cuatro más y terminó el ramo. La cripta poseía su nombre, el que jamás podremos develar.

Final próximo. (en colaboración con Sofìa Borsini)


La misma nada.

El documento de identidad estaba muy húmedo porque sobre su superficie había esparcido un paño embebido en alcohol. Quería borrar el nombre y la fecha de nacimiento. Quería empezar una nueva vida. Se hizo dar por muerto.
Tal ves ese hacer tenia más de realidad de lo que imaginamos. Muchos detalles no puedo dar al respecto de lo que sucedió, pero creadme que no es nada del otro mundo.
Todavía. Encontró lo que tanto estaba buscando. Era la numeración de la calle que recurrentemente soñaba, y sabia muy bien porque, mala praxis.

Final más próximo.

Lo mismo ni ya es nada.

Su mundo ya era particular, porque se había empecinado en eso. Para rearmar una vida, para refundirla hay que destruir lo anterior, dejar de lado las sogas que nos atan a lo que fuimos y no seremos.
Emprender un nuevo rumbo borrando ya las huellas que no son más que el pesado pasado. Se alegró, se creyó, se imaginó. Se hizo por un buen rato el alegre… creyendo lo que no puede jamás imaginar.

Final feliz.


Nada será lo mismo.

Sin dar nombre revelaremos el secreto. La vida nueva es ficticia. La vida a pesar de que la conciba como nueva no lo es. La vida es la misma vida que siempre tuvo contando e incluyendo los insistentes y fuertes cambios que intento realizar.
Todo fue y todo será en vano. Todo seguirá igual, a pesar de la creencia de su creación. Las habladurías de la comunidad seguirán hablando mal del travestido aquel.

Final infeliz.


Nada.

Apesar de ser valiente y afrontar todo.
Apesar de asumir y asumirse.
Apesar que se le sera negado en contadas ocasiones la libertad.
Apesar de que su vida cotidiana no sea más vista como tal.
Apesar de nacer Juan Carlos.
Apesar de tener pija y testículos.
Apesar de todo, llamarla Cristina es crecer.


Fin.


sábado, 12 de enero de 2008

Pàjaro.




Si el pájaro preciso volara al revés…
Parecerá como que lo hubieran dejado volar en libertad sin rumbo.

Las manos despiden la partida y luego se hacen una misma.
Encierran secretos infinitos, mapas de rumbos y un corazón lánguido.

Duerme el ave y sobrevuela el silencio.
Inmensidad de océanos dulces.
Montañas heladas del calor del amor.
Crujen en los tiempos de luces.

Vuelve a las entrañas del cielo que brilla en lo alto del plano.
Ese plano que lo guía y pregunta: “¿Cuál es el rumbo? ¿Dónde estas?
¿Quién lo tiene? ¿Quién te lleva? ¿Quién te siente presente?”.

El presente.
Ese presente con sabor a pasado que vuelve ácida la imagen del futuro.
El mismo que solía ser tan claro en el pasado del mundo.

Su corazón hervía de intranquilidad.
El frió congelado no crispaba el alma de las alas.
Su corazón con alas, alas quemadas por el rayo de sol.
Más brilloso que el espejo cósmico de su propio interior.

El pájaro cantor canta lo que el viento dejo por años en el oído de Dios.
Varias canciones de amor a las putas de la Nación.
Felíz pero aturdido de tanta libertad, prefiere estar en las manos de mamá.

Papà... algo extraño, lo extraño.


Te juro que te extraño. Pasan quince días de ausencia y lo extraño. Por supuesto que cuando llega y antes de decir: "Hola hijo, ¿cómo estas?"... grita por los pisos sucios. Es así como me afecta sus viajes largos. En mi cuerpo algo extraño, lo extraño. "Hola papá, ¿cómo estas?"