jueves, 31 de mayo de 2007

simple.

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te
ok

jueves, 24 de mayo de 2007

Encuentro.

Soñé mucho con este momento. Lo imagine varias veces y todavía lo hago. Te conozco por lo que vos me contas y por alguna idea que se desprende de mi. Apenas nos conocemos las voces, pero cada uno ya coloreó el alma del otro. Y mi mundo se detiene con tu presencia aunque nunca estuvimos tacándonos la piel.
Te esperaré en la esquina acordada. El tiempo parecerá manejado sigilosamente para hacernos sufrir, hasta que le ganes y llegas a mí. Me imagino un saludo cordial; mezclado de inquietud, euforia, miedo y duda a lo que le seguirá a este comienzo.
Un beso que une nuestras mejillas por contados segundos y al instante de la separación mi cara enrojecida por timidez acumulada y la tuya tal ves. Mi voz entrecortada de nervios y la risa de ambos por no saber que decirnos. La mirada gacha, las manos sudadas y frías y la ansiedad que produce borbotones de palabras amontonadas sin sentido alguno.
Vos llevarías el ritmo del encuentro, yo gentilmente te lo regalaría. Tu panza hará ruido, como si hubieses comido mariposas antes de viajar a mí. Tu boca internamente estaría seca y merecería que le hagan un fresco y no al óleo. Los corazones de ambos agitados, miedo tal vez.
La luz de la luna sobre el río nocturno nos daría un tono romántico aunque no lo busquemos. Tu pelo con olor a viento y tu adoración por cualquier cosa que te diga aunque no tenga un fin claro, ya descubrirás el mensaje oculto. Tu risa fuerte y contagiosa, mi carácter cabrón y tu elocuencia intrépida al hablar de mí con gestos angulosos y de fuerte presencia.
Ahora vuelvo a recordarnos. La soledad que nos acompañaba hizo que nos diéramos la mano y nos perdimos juntos para no volverla a encontrar. Un abrazo fundió una unión entrañable de nuestros espíritus que tanto tiempo atrás lo pretendió. Un suspiro con las dos voces a dúo, los pulmones desinflados de tanto aire despedido, y revolcarnos en el pasto con rocío, disfrutando luego de los nervios antes contenidos.

viernes, 11 de mayo de 2007

La lágrima de Carolina.

Una lágrima salada y tibia se desprendió hasta toparse con la cadera de la nariz. La gota funcionaba por ese entonces como una lupa que aumentaba ferozmente las pecas esparcidas y perdidas por la piel. El choque fue tan intenso que la disparó a la mitad del recorrido anterior. Luego en cámara lenta volvió a nacer como un salto mortal de las remotas alturas. Como hacen los orientales cuando se lanzan del precipicio clavándose en su fin felizmente cubierto de agua. La salada y ahora fría gota del sollozo iría a nadar al surco, que se forma contorneando la boca ajeada de tanto tragar humo. La lengua gris hambrienta de sed, la devoraría de un soplido comprobando el sabroso gusto. Fue tal el deseo de seguir tomando ese líquido, que los ojos marrones les pidieron a las pestañas que se incrustaran en ellos para que abran la cascada del llanto. Este no era ni de felicidad ni de tristeza, solamente gula.

Adíos Robin Hodd.

Escupía a borbotones la sangre que salía entre sus dientes. El martillarse la flecha en la sien no fue la mejor idea para matarse. La agonía duro más de lo esperado.
La sangre se detuvo, luego comenzó a reír y cantar. Se miró en el espejo y no se reconoció. Se puso a llorar. Se desnudo. Se quito el disfraz y se puso el que lleva todos los días.

Trinomio de muertes.

La sociedad es una célula que ataca vilmente y sin dar respiro. Por cualquier motivo o circunstancia lastima y encima: no piensa un solo segundo si eso lo vivieran ellos.
Ahora ¿que es peor: la muerte física, la muerte espiritual o la muerte intelectual?
La muerte física es el fin, no cabe duda de eso. Lo terrible es que no se le puede escapar y no se sabe que pasos le siguen. Lo que menos me gusta de ella es que no solo afecta a la persona fallecida, sino a su entorno.
"En algunos casos los muertos matan a algunos vivos que se creen vivos por matar".
La muerte espiritual es nada más y nada menos que la perdida de la fe. Esta es la que menos lastima pero se es un muerto vivo. Genera y engendra una gran tristeza que acompañara a esa persona herida hasta sus últimos días. Se puede ir a cualquier institución religiosa como templos, mezquitas, iglesias, parroquias menores y demás, aunque será en vano.
"Es la gran obra de dios".
La muerte intelectual es ya no ser capaz de racionalizar. Implica la carencia de los valores y la exacerbación de los sentimientos más malignos que los seres humanos pueden tener. A esta altura es a la que más hay que tenerle miedo, además como lo indica su nombre no se puede emplear la inteligencia en cualquier disciplina.
“Muere el cerebro, muere el deseo y sin razón”.
Lo único que puedo decirles como camino que vislumbro en la penumbra es el suicidio. Ya que no matas dos pájaros de un tiro, sino tres. Y a dormir que la muerte es un sueño eterno.

martes, 8 de mayo de 2007

Me arranco la sonrisa,
yo te hablo sin prisa.
Digo todo despojado de risa,
te miro fijo y tu me esquivas.
Amenazas con partir de mi vista.
Corres alocada tan lejos de mi vida.