jueves, 27 de diciembre de 2012

Porque el amor es un peligro

Hong Kong, 1963. En esa ilusión de humo y risas se despidieron a escondidas. Ella humedeció sus labios (no pudo ser menos sensual). Se despidió en voz baja: “no debemos ser como los demás. No me olvides”.

Todo habita en un lugar recóndito, escondido y fuera de toda lógica. Es un secreto hermético y a su vez cálido. Su pasión esperará la llegada de una intérprete que descubra las formas.

La intensa lluvia en los momentos más desesperados. En un accidente automovilístico, la señorita Li-Zhen, muere al instante. La vida que sigue alrededor y la sensualidad, su sencillez compleja.

Silencio. Silencio que se refleja en su rostro impregnado de dolor suave y sus ojos simétricamente rasgados. Una simple habitación ahora vacía. El tenue rememorar del roce de la piel fresca.

Porque el amor es un peligro. Hubiera sido peor no haber amado. 



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