viernes, 13 de julio de 2007

Natalia, sus colores.

Natalia tiene la gracia de no ser daltónica, sí sufre de miopía muy frecuente en los jóvenes aunque en realidad es hereditario. Sus padres son una pareja de miopes y para no perder la costumbre Natalia no se quiso quedar afuera sin verlo. Es por eso que debe y tiene que usar lentes para focalizar y descansar la vista a la hora de leer esto y escribir hasta la lista del supermercado.
A pesar de que parezca pesado usar los divergentes par ala lista de futuros alimentos adquiridos de forma honesta, esta cabeza dura que se está día a día pudriendo o humedeciendo con musgos ingleses, va con la lista un poco deforme por la visión sucia y así compra sin haber usado sus lentes. Llega a su casa y no malamente es catalogada por los otros miopes (aunque uno de ellos también con hipermetropía sin enterarse aún) con caras que le dicen, mala compradora.
No paso a contarles lo que compra porque no es mi intención escribir mal de la muchacha. Pero como mínimo ejemplo para que ustedes vean quiso comprar una vez, no muy lejana, un paquete de yerba sin palo y trajo pañales talle extra large, también sin palo. Gracias a jeús no tiene la fortuna o locura de hacerlo compulsivamente como ricachonas de casas aledañas sino no podrían deleitarse con ricos y dulcemente amargos pañales los cabecitas negras. Modestia apartándose se jacta de ser una gran cebadora… de mates de tiro largo, tan largo que compra extra large. Si la ven por Corrientes (avenida) o Bánfield (avineda) no le pille el matecito.
Otro grave problema o aptitud no muy apta es su inconveniente con los colores. ¿Qué le sucede con los colores? Tantas, tantisimas cosas. El caso más negativo para ver es que detesta algunos colores o no sabe combinarlos. Una vez con rabia de doga argentina sin pedigrí me dijo que para nada le agrada el color rosa, rosita, rosadito o rosa mosqueta. Encima en su familia la miope mayor, podríamos llamarla así por sus lentes de fondo de damajuana, se llama Tía Rosa, Rosita o con atino de bronca de su sobrina es nombrada a escondidas como Mosqueta, la tía ciega, chueca, pet… pel… per... versa esa era la tía vieja. En mi caso ya no me gusta mucho el celeste, celestito, celeste bandera o celeste mosquito. Esto no tiene un sentido claro, tal ves hayamos madurado (se forma una media luna en la boca que mira el cielo pero de sabor irónica), menos mal que está negro y no celeste o rosa.
Los colores tienen obviamente vida propia. Aunque nosotros juguemos con ellos a piachere propio de cada uno, ellos se pueden vengar y así ganar la publicada lucha metafísica. Los colores tiene vida y al tenerla tienen todo lo que nosotros tenemos en la nuestra. Es decir se aman, se pelean, se idealizan, se confiesan y nos sufren. Los artistas plásticos de contextura cartilaginosa y piel tibia tienen el poder y la sabiduría de manejar a los colores o mejor dicho de dejarse guiar sobre el lienzo.
Natalia no los sabe manejar y ella no entiende de ni siquiera los murmullos secretos de los susodichos. Es un grave inconveniente no saberlos combinar. Los colores tienen algo que nosotros… Sí, su inteligencia es tan superior a nosotros que siempre ellos eligen a sus enemigos o a los que no quieren tener muy cerca. Nosotros cosechamos enemistades lamentablemente sin casting previo. Tendríamos que instruirnos en la materia o sacar números en Enemy S.A.
Un día invitó a que la acompañen a tomar unos amargos y platicar de sus idiosincrasias a Blanca y Negro, una pareja de ya muchos años, que le contaron como actuar con sus familiares y/o conocidos. Blanca con su voz ronca le recomendó no tener en cuenta a algunos como por ejemplo el gris plomo o amarillo mufa para los artistas. Luego con la boca llena de pepas, dijo la verdad que estaba esperando. La sorprendió diciéndole que tiene que hacer algo muy importante para ver si la elección fue clara (referida a la mezcla de colores).
Primero vestirse con la combinación que le parezca más apropiada. Segundo pararse enfrente del espejo y animarse a ver lo que reflejaba. Tercero si sigue convencida tiene que pegar brincos con zapatos con suela de resortes. Si los colores se amalgaman bellamente es correcta la combinación. Si no se unifican naturalmente y se oye algún grito de alguno, que se olvide de lo que tiene puesto y se cambie la prenda que no se quiere mixturar y formar así el deseado efecto óptico.
Negrito como lo llamaban los amigos, no dijo muchas cosas relevantes. Solo agradeció los mates y se levanto de la silla, acarició el mantel con mano de obrero y se quedo en blanco. Solo pensaba en tomar su vaso de leche con canela y ver películas de guerra en el crepúsculo vespertino con el pijama. Para despedirse le dijo cariñosamente a blanca, negrita vamo pa casa. Blanca suspiró aplaudió tres veces la mano de Natalia que estaba al lado de la pava para calentar la mano y le sonrió asintiendo la partida.
Para despedirme y ser cortés, dijo el Negro, comento que el Dios de los colores, es decir el T-r-a-n-s-p-a-r-e-n-t-e, a sotto voce le sopló que en esta temporada invernal el color elegido como empleado del mes será el “Marrón”.

Natalia, sus cantos.

Esto en primera instancia puede llegar a tener un doble sentido, pero no es este el fin de las próximas líneas con letras. Natalia tiene como una de sus disciplinas predilectas entonar canciones o melodías sordas, mejor dicho ciegas. Su imaginación genera en ella hermosas composiciones improvisadas pero para no callar el encanto de ese momento se olvida por su frágil memoria lo cantado y el mundo se lo pierde. Lamentablemente se lo pierde.
Yo me pregunto ¿Porqué no perderemos escuchar las sirenas excesivas que apuran el tránsito, despiertan las bocinas de los demás automóviles y generan un tapar las orejas con bronca o los chillidos del subterráneo en las curvas muy curvadas o los truenos estrepitosos que hacen que la habitación con luz tenue se tiña de terror o los gritos en la madrugada del linyera del barrio al tener pesadillas o llantos en los colectivos de nenes malcriados e incansables o petardos explosivos en la tarde siguiente a la Navidad? En otro momento hablaremos de esto, quizás los escuchen y se acuerden de mí.
Natalia no canta por cantar no más. Canta por lo que se debería hacer en todas las ocasiones. Desahogar penas, ahogar personas. Hacer enamorar a la razón y la pasión. O alguna otra idea que ella no me ha balbuceado todavía. Natalia antes de cantar sus sonatas o inventarle melodías a mis poemas hace su ejercitación para despertar a las cuerdas vocales que deben dejar de bostezar para así cantar o en mi caso intentarlo.

Como dije antes canturrea para sacar a la luz (nunca canta a oscuras) sus sentimientos, sus momentos o sus… aquí nos pusimos a bucear y las burbujas que salían de su boca se rompieron pero calladas y no nado así el mensaje.
Hay siete formas claras, conocidas y estudiadas de entonar y hacer los ejercicios pertinentes. Pueden ser en Do, Re, Mi, Fa, Sol, La y Si (decir esto ya suena distinto a todo lo demás, si lo piensan lo acaban de cantar), también se puede hacer como lo leyeron algunos o cantaron los otros, pero empezando del Si nunca del no. Lo que no esta permitido ni por Chopin, Gancé, Debussy o algún entendido es variar o intercalar y así no hacer como se debe el ciclo de Do a Si o de Si a Do. A mí me gusta romper las reglas pero de madera o plástico verde, no de música.
Natalia no lo sabe y es por eso que lo escribo, cuando entona sus ejercicios manda mensajes invisibles a las musas (en invierno) y moscas y gorriones (en verano) que bailan con los sonidos a flor de aire, a veces los gorriones acompañan silbando.
Cuando entona el Do esta claramente cantando a las flores del dolor. Cuando entona el Re esta claramente cantando a las flores del rencor. Cuando entona el Mi esta claramente cantando a las flores del milagro. Cuando entona el Fa esta claramente cantando a las flores del fastidio. Cuando entona el Sol esta claramente cantando a las flores de la soledad y los días nublados a la simple clave de sol. Cuando entona el La esta claramente cantando a las flores del lamento. Cuando entona el Si esta claramente cantando a las flores del silencio. Shhh… Si la última flor permite que me oiga le digo por cierto que sus cantos son lindos.

jueves, 5 de julio de 2007

La poetisa.

Intentaba ignorarte a toda costa. Recurrentemente en mis sueños aparecías. Danzabas vivamente entre corales ocres luminosos y húmedos pozos. Vestías con falda de algas e inquietantes rosales. Tu cuerpo seguía languideciendo como un trébol sin mascarilla. Tu razón era esquiva porque cuando me ibas a susurrar la verdad me despertaba. Te aburriste de tu soledad y me viniste a capturar. Me queres llevar. Me queres contar. Me queres ahogar. Me queres irremediablemente. Alfonsina dejame estar un poco más, no me busques. Yo solo iré para allá cuando el dulce daño concluya.

¿Malhumorado yo?

Lamentablemente lo reconozco soy malhumorado. Es algo que a veces es justificado otras veces también pero sin un motivo tan claro. Por pequeñeces, malas actitudes o ganas de decir acá estoy, me brota este sentimiento o actitud que todos llevan consigo. Aunque ahora frunzas las cejas y formes las arrugas de la frente y se te achinen los ojos queriendo negar que sos en ocasiones malhumorado.
Es una situación que genera un alerta especial en mi y creo que en todos. Estamos más sensibles a cualquier suspiro exacerbado, cualquier mirada sofocante y ni hablar de cualquier comentario que se elabora con intención de que no se perciba claramente aunque es muy difícil que eso suceda. Se necesita demasiada astucia del elaborador y demasiado desinterés o pocas luces del malhumorado. Sordos abstenerses os gentes con toscanos llenos des ceras en los tímpanos o pabellones auditivos fueras des concursos.
Yo soy malhumorado, porque son malos mis chistes. Pero con mucho humor ya que me río (sin agua y/o alcohol) todo el tiempo de todos.

Son-ata, sin son pero te ata.

Esta es la sonata del amor que no fue,
la utópica realidad del ayer,
la mágica galaxia en donde navegué,
la libertad con que andaban mis pies.


Esta es la melancolía cosechada,
la terrible memoria sofocada,
la apagada bronca de la derrota,
la inconclusa mutación de la evolución.


Esta es la extravagante resignación,
la untuosa reflexión del desamor,
la enfermedad que nunca se cura,
la maldición seca de tu boca húmeda


Esta es la guirnalda del engaño,
la espantosa locura del corazón,
la herida sangrante sin resquemor,
la cándida negación del error.


Esta es la inspirada reacción del dolor,
la intacta mirada de almas engañadas,
la chicharra que nos avisa las malas,
la gracia apoyada con palabras despojadas.


Esta es la vanidad no fundamentada,
la pasión de tu perfume amargo de gata,
la grata vuelta del afecto a la cama,
la grata vuelta del afecto a la mano.


(Todo esta relacionado con el amor que idealiza el autor. Intento ser una cancion, pero sin saber de musica no se puede hacer canciones.)