viernes, 12 de octubre de 2012

La pareja idílica en caía libre

Eventualmente, quizás la determinación venga más adelante. Si se consigue uno se sentirá reconfortado y listo para creerse listo. Ahora es momento de sentarse a disfrutar lo que disfruta el cuerpo: el sexo alocado y sin escrúpulos. 
Alice manipula, bajo la arena ardiente, a su ingenuo novio Luc para que cometa el crimen a sangre fría, como prueba de su amor. A él le apasiona de manera extraña la realidad y la ficción. Juego perspicaz. Pictórico. Las esencias, los aceites y las pinceladas aparecen vivas y esporádicas por todos los lados imperceptibles. El cálido antaño y el presente álgido, con todos sus desfiguraciones y placeres; ambos tienen matices, tienen la paleta del pintor que cuenta y que sangra. Se siente abrumado, lleno de errores y , sin embargo, Luc parece estar hecho a la medida de sus sentidos, de esa mirada audaz para seguir el sutil hilo de las observaciones agudas. Incluso, en ocasiones, semeja un voyeurismo errante. Desea levantarse y perder su historia y su realidad. Solo dos personas enfrentadas a sus propias contradicciones, virtudes y miserias
Depende solo de uno el dejar de sufrir, pensó. Se agradece algo de sinceridad y realismo de vez en cuando, sufrió. La pareja idílica en caída libre que respira sin verdad, soñó.  A sus vidas, vivió.


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