domingo, 1 de abril de 2007

Las luces.

La noche era pesada, oscura como pocas veces se da. Parecía que se acercaba el afamado "diluvio universal", pero no. Nada mas alejado a eso.
El cielo era completamente negro pero no estaba encapotado, no se aproximaban tormentas, sino que en el cielo no había una sola estrella.
Estaba en un piso veintidós de un edificio en Buenos Aires y allí se podía contemplar más de cerca que en ningún otro lado. Las luces de los alrededores son la vaga excusa de los porteños para explicar algo inexplicable hasta este momento.
Las luces de todos los tamaños y colores imaginables, dependiendo de las mismas, se veían desde ahí. Si uno sacara una fotografía desde esas alturas podría demostrar para los que no tienen la posibilidad de apreciarlo, lo siguiente.
Las luces de las habitaciones sin gente de los edificios, las luces de los veladores para los niños que tienen miedo a la falta de la misma, las luces de los faroles que están acompañados de moscas, mosquitos y otros insectos que se juntan a bailar en las noches y las luces potentes de color rojo intenso para llamar la atención de los aviones y asustarlos.
Pero aquí va lo que ustedes están esperando. ¿Por qué no están las estrellas desde hace días en la ciudad? ¿Por qué con una noche tan digna y adorable no se deslumbra una mínima luz blanca de algún astro por lo menos?
La respuesta es fácil. Las estrellas no quieren salir porque están simplemente celosas y con toda razón.

2 comentarios:

Gonzalo dijo...

para fito que lo mira por radio (?)

Metafórica Distancia dijo...

Las estrellas siempre están celosas en la gran ciudad, por estos lados, aun se asoman timidas a deslumbrarnos con su belleza sobre el mar.
=)
Un placer volver a encontrarme con usted.
Besos grandes!